El liderazgo es un camino de esfuerzo y dedicación
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El liderazgo es un camino de esfuerzo y dedicación

Actualizado: 15 jul 2020

Acabo de tener recientemente mi primera charla en Facebook Live. Teniendo como tema central el liderazgo, me referí en ella a un par de artículos que escribí al inicio de la actual pandemia: Revaloremos el liderazgo y Liderazgo la clave para el buen trabajo. A lo largo de la plática hablé de la importancia que tiene el líder durante el proceso de reinvención de la empresa. Me llamó la atención que, a tan solo unas horas de haber hecho la transmisión, recibí un par de llamadas pidiéndome el video para reenviarlo a otras personas, además de que ya tenía más de 300 reproducciones.


Me intrigaba el gran interés sobre este tema, algo de lo que he venido escribiendo en mis artículos. Finalmente, se trata de una charla que habló también de capacitación para líderes, en un momento en que las empresas no muestran interés en el desarrollo de sus niveles de liderazgo.


Luego de una búsqueda, encontré un video de Alex Rovira, escritor y divulgador, quien maneja la hipótesis de que hay “personas que, a pesar de haber tenido acceso a una buena formación, son maleducadas, no tienen corazón ni buenos sentimientos para los demás; en cambio, hay otras personas que no tuvieron el privilegio de una buena formación, pero son extraordinariamente bien educadas, debido a su sensibilidad y buen corazón para con los otros seres e incluso con el medio ambiente”.


Rovira cita las palabras de Goethe de que si tratas a un ser humano como lo que es, seguirá siendo lo que es, pero “si lo tratas como puede llegar a ser, se convertirá en lo que esté llamado a ser”. Esto viene a colación porque a menudo no nos damos cuenta de la capacidad que tenemos de poder transformar a los demás. En su video, Rovira habla del efecto Pigmalión, también conocido como “profecía autocumplida”. Para él, es una muestra de la transformación del otro desde el amor, por la influencia positiva que alguien puede tener sobre su prójimo.


En las organizaciones, el líder –que tiene la responsabilidad de construir el futuro– debe evolucionar junto con su equipo, además de permitirle que vaya encontrando sus propias conclusiones y halle soluciones mediante preguntas continuas, en vez de darles respuestas y soluciones de forma continua. Así, las soluciones encontradas no estarán encasilladas en la realidad de una sola persona, sino que provendrán de la diversidad de pensamiento del equipo, lo que dará lugar a mejores y más profundas respuestas.


La mejoría del desempeño de una empresa parte de la base de modificar su cultura. Para ello es necesario que los líderes afinen su estilo de liderazgo. Abundan las organizaciones que emprenden procesos de transformación, pero que no se atreven a modificar en primer lugar su cultura. Cualquier mejora en los sistemas y métodos de trabajo, debe pasar antes por un profundo cambio cultural.


Aunque tiene la desventaja de que deberá desprenderse de viejos hábitos y vicios, el líder acaba siendo uno de los beneficiados de estos cambios. Este camino es un aprendizaje profundo que lleva a comprender, convencerse y estar capacitado para dirigir de otra forma. Como puede intuirse, el esfuerzo requerido en esta tarea es mayúsculo. Uno de los rasgos que hacen al líder es su anhelo por desarrollarse. Esto se refuerza con el hecho de que la organización no puede por ningún motivo perder el impulso de la mejora continua.

¿Qué comportamientos debo desarrollar cómo líder?


Más preguntas y menos soluciones

El reto de la transformación requiere profundos cambios de conducta en los directivos. Así, en vez de ofrecer respuestas, el líder deberá más bien preguntar, cuestionar a su equipo. No es secreto que quienes conocen mejor los problemas operativos son quienes los están enfrentando directamente. Por eso, las compañías necesitan de su liderazgo una escucha activa, junto con reflexión y confianza en su personal. Además, es imperativo escarbar tras las causas profundas de los problemas y no salir del paso con soluciones rápidas y superficiales. Siempre debe llegarse a soluciones integrales que ataquen el origen de los problemas. De otro modo, si no se hace así, las problemáticas acaban siempre volviendo, algo que resulta sumamente improductivo y desgastante, pero además genera una sensación de falta de profundidad en el líder poco involucramiento.


Determinar objetivos y darle seguimiento

No menos trascendente es la necesidad de fijar objetivos prácticos y realizables para el equipo, el cual debe tener claro el impacto de sus aportes a los fines de la empresa. Mantener la vista en el cliente y el entorno, entendiendo soluciones futuras y conectando con la realidad actual, ayuda a la organización a irse moviendo hacia el futuro a pasos diarios y mensuales, sin tener que estar pensando en transiciones mayores. Generalmente son más dolorosas las grandes transformaciones que la sumatoria de pequeños cambios sucesivos.


Asegurar el autodesarrollo del líder

Las empresas necesitan apoyar a sus líderes valorando y reforzando su aporte al interior de las organizaciones. Esta tarea pasa por crear una visión de cómo transformar su liderazgo y poniendo las condiciones para que sean mejores profesionales y logren resultados junto con sus equipos. Por supuesto, debe contemplarse tiempo y espacio para su desarrollo y aprendizaje individual. De ese modo se estarán creando comunidades de aprendizaje, con una visión de crecimiento y evolución. Si se diera el caso de no contar con estas condiciones en la propia organización, habrá que ponderar el integrarse a una comunidad que brinde este tipo de apoyo para crecer como líder.


En resumen, el buen líder debe ser capaz de generar equipos de trabajo que evolucionan y entregan habilidades mayores y mejores de lo que el propio equipo supone. Esto se logra con base en la confianza de su desarrollo como líder y la confianza en la capacidad de las personas y el equipo, su habilidad de transmitir esta confianza a sus colaboradores, en su trabajo en equipo y en sus experiencias en el trabajo, para así desarrollar las habilidades de aportar más al negocio y llegar más lejos en cuanto a los resultados y transformación. Después de todo, el liderazgo tiene la capacidad de transformar a los demás, para bien de las empresas y su propia gente.

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